Rosa no se ha ido

Ningún título le habría gustado tanto a Rosa Juaneda como el de hija de Cartagena -destacó la alcaldesa y su amiga Pilar Barreiro- y pocas veces este reconocimiento ha sido tan merecido como en el caso de Rosa Juaneda. "Ella hubiera dicho que mucha gente lo merecía más que ella, pero claro que se lo merece. Éste y todos los que pudieran darle", resaltó su hijo mayor, Miguel. Él, junto con sus hermanos Carlos y María y el marido de Rosa, Miguel Ángel, recogieron el nombramiento con el que la ciudad reconoce, a título póstumo, los desvelos de una gran mujer que, por encima de sus siglas y de sus responsabilidades políticas, luchó incansablemente por su Cartagena.
"Nunca tuvimos la sensación de que se hubiera ido", comentó Barreiro respecto a su marcha al Congreso de los Diputados. Y es que Rosa no se ha ido. Su legado está tan presente que hasta se puede palpar. Se volcó en la conservación del patrimonio y en la recuperación de la historia de la ciudad que la acogió cuando, siendo niña, llegó de su pueblo natal, Guardamar del Segura, representado ayer en la ceremonia por una concejala de esta localidad alicantina.
Ella aportó mucho más que un granito de arena a la rehabilitación del Palacio Consistorial, a la construcción del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, al impulso de las Fiestas de Carthagineses y Romanos y la consecución del Interés Turístico Internacional y de una inmensa lista de proyectos que hoy pueden disfrutar los cartageneros gracias a su labor.
Agradecimiento y orgullo. Con estas dos palabras resumió su hijo los sentimientos de la familia al recoger el reconocimiento. "Su empeño era convertir a su ciudad en un referente nacional y, por qué no, internacional. Llevaba Cartagena cosida a la boca", resaltó Miguel, quien pidió un favor a los numerosos amigos y autoridades que les acompañaron. "Queremos vuestra ayuda para que en el futuro mis hijas y sobrinos se sientan orgullosos de la abuela que tenían".

La Opinion de Murcia 22/05/09