La oposición de vecinos y colectivos ciudadanos y ecologistas mantiene paralizados -o en el mejor de los casos, avanzan al ralentí- los planes de ampliación de tres carreteras de la provincia de Alicante. Dos de esos proyectos, la variante de Altea y la autovía comarcal CV-91 de Orihuela a Guardamar, han tenido que regresar más de una vez a la casilla de salida para iniciar de nuevo todo el proceso y la tramitación administrativa ante la numantina oposición que se han encontrado en los municipios afectados por los trazados.
Y no sólo de los vecinos, sino también de los propios ayuntamientos. El último en incorporarse al grupo ha sido el eje Villena-Muro, otra autovía comarcal que se ha ganado la antipatía de numerosos colectivos que han creado la plataforma Salvem la Valleta para combatir el proyecto. Y si el Consell no hila fino, puede pasarle lo mismo que en la CV-91.
La Conselleria de Infraestructuras y Transporte sigue en pleno proceso de redacción del proyecto básico de la nueva autovía Orihuela-Guardamar. A estas alturas, en realidad ya debería de estar en obras, pero el anterior anteproyecto quedó sepultado bajo una montaña de alegaciones de colectivos como Orihuela sin Murallas, entre muchos otros, que escandalizados por el impacto ambiental de la autovía habían movilizado a todos los municipios afectados por el trazado. Y con éxito, porque la Conselleria dio marcha atrás y accedió a empezar de cero.Ahora los técnicos trabajan sobre distintos trazados alternativos para ofrecer un itinerario que se ajuste a las necesidades de los municipios afectados, según informaron fuentes del departamento que dirige Mario Flores. Lo que está más o menos claro es que el trazado seguiría el de la actual carretera entre Almoradí y Guardamar, pero no así entre Orihuela y Almoradí, para el que se plantean distintas opciones.
La Verdad 15/04/09
miércoles, 15 de abril de 2009
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